El 29 de julio se realizó en forma presencial en la sede Salto del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte de la Universidad de la República (Udelar), el acto de cierre del congreso interdisciplinario «COVID-19, pandemia y pospandemia», organizado por el Espacio Interdisciplinario (EI), de la Udelar.
En la actividad, que fue transmitida en vivo por el canal de Youtube del EI, participaron Pancracio Cánepa, director de la sede Salto del Cenur Litoral Norte; Ana Rey, presidenta del Espacio Interdisciplinario, Ulli Vilsmaier, profesora adjunta en Leuphana University Lüneburg-Alemania y fundadora de Responsive Research Collective-Austria y Ana Corbacho, coordinadora Académica del Espacio Interdisciplinario.
Crear «capacidades instaladas»
Cánepa felicitó a los organizadores del Congreso y agradeció que se hubiera elegido la sede Salto del Cenur para esta instancia final del evento. Coincidió en que este contexto de pandemia «que impactó a todos en todas las escalas», dejó algunas capacidades instaladas y destacó la necesidad de que «estas capacidades instaladas no surjan a partir de las desgracias». Recordó que la sede Salto contaba con algunas de estas capacidades instaladas, como el Laboratorio de Virología «que fue capaz en un momento en el que parecía que el mundo se paraba, donde se pudieron realizar análisis en el norte del país, esa parte del territorio a la que se le llama interior profundo cuando es postergado». Aunque estas capacidades instaladas incluyeron equipamientos y técnicas de PCR, subrayó que fueron «básicamente humanas». Señaló que uno de los aprendizajes a rescatar es la importancia de contar con estas capacidades «para que sean el escudo y el arma ante nuevas desgracias y no que las tengamos como consecuencia de estas desgracias».
Concluyó que esas capacidades se instalan con políticas que se hacen a partir del discurso y de los recursos. «Cuando los recursos no existen los discursos son sólo palabras, en este momento en el que está en discusión la Rendición de Cuentas, en que el sistema científico cuenta con bastante menos recursos de los que precisa y la Universidad no tiene ningún incremento, me parece que eso es algo importante a dejar en claro», afirmó.
Continuar el impulso
Ana Rey señaló que fueron «cuatro días muy intensos y fructíferos» y que desde el EI se ve «con gran satisfacción» el esfuerzo realizado. Destacó que se cumplió con los objetivos planteados para este Congreso de reunir a los distintos grupos que trabajaron en las líneas temáticas y apuntó que «muchos que no se conocían antes de la pandemia y tuvieron la capacidad de armar los equipos y de dar respuesta». El congreso fue un esfuerzo grande de la Unidad Académica, la Unidad Administrativa y el equipo de informática del EI y buscó «responder a las desigualdades territoriales», por tanto, se optó por tener una parte presencial y otra virtual que facilitara la participación de personas de todo el país, indicó. Asimismo, el cierre en una sede del interior era «el corolario de ese concepto para que este evento llegara a todo el país», aseguró.
Considera que se cumplieron los objetivos del congreso porque se difundieron las distintas actividades y los resultados de todos los esfuerzos que se realizaron durante la pandemia, asimismo se pudo reflexionar sobre lo que salió bien y lo que no salió tan bien. Además, se plantearon -en muchos casos- los trabajos a futuro que se pueden hacer, apuntó. Entiende que «los resultados de un evento como este no se ven sólo en los cuatro días de seminario sino que viene una etapa de parte del EI y de quienes participaron para buscar nuevas convergencias y extraer nuevos beneficios de la situación que tocó vivir» dado que ya habían capacidades instaladas y quedaron los vínculos pero no hay que perder el impulso y continuar con las cooperaciones, afirmó. Además, es necesario «continuar trabajando desde disciplinas diferentes, aportando nuevas miradas a problemas que tenemos ahora, para que podamos resolver a futuro y estemos mejor preparados cuando llegue la próxima crisis para poder afrontarla de la mejor manera posible», concluyó.
Una pausa para reflexionar
Vilsmaier enfatizó la dimensión colaborativa entre disciplinas, instituciones y profesiones y afirmó que «el Congreso ha sido extraordinario en este sentido y ha demostrado un potencial enorme». Destacó que la instancia no se limitó a presentar resultados sino que apuntó, «de forma y con un espíritu colaborativo, a analizar, autocriticar, aprender mutuamente cómo podemos mejorar las colaboraciones entre diferentes ámbitos». Enfatizó lo interesante de las experiencias y modelos que se presentaron en el Congreso, algunos sumamente innovadores como el Campus en el que se encuentra la sede Tacuarembó del Centro Universitario Región Noreste, los centros de investigación y el mismo EI como entidad que fortalece la colaboración entre disciplinas e instituciones. Resaltó la importancia de lo conseguido por el Congreso: «pausar las actividades cotidianas, habilitar la reflexión acerca de nuestras formas de trabajar, de enfrentar crisis, de colaborar, lo que nos permite prepararnos mejor para nuestro trabajo día a día en los equipos de investigación».
Vilsmaier reflexionó acerca de la posibilidad de precisar los diseños de colaboración, las formas de colaborar, de integrar los conocimientos de diferentes disciplinas o saberes, «lo que nos permite potenciar, mejorar significativamente nuestra forma de apropiarnos del mundo, de entenderlo, de compartirlo y de enfrentar crisis». «Quizás necesitamos revisitar cómo estamos haciendo las cosas», apuntó. Señaló que el mundo se está enfrentando a problemas complejos que no pueden ser resueltos desde el ámbito de una sola disciplina, «necesitamos acercarnos a los demás para poder potenciar nuestras habilidades para enfrentar crisis», afirmó.
Red de colaboración interdisciplinar
Ana Cobacho compartió algunas «constantes en este congreso». Se refirió a la expresión regular en las mesas sobre la importancia de este espacio para poder compartir lo que se realizó y lo bueno de poder escuchar a los técnicos de todas las áreas porque había una necesidad de «darle un encuadre a lo que fue pasando». También se reiteró «la gran pregunta: ¿cómo seguimos colaborando de manera interdisciplinaria, interprofesional e interinstitucional?. Porque la pandemia nos forzó a ponernos en camino más rápido»; Corbacho entiende que es fundamental no perder las interacciones que se generaron y también poder «establecer esos mecanismos de funcionamiento continuo más aceitados, no solo por la emergencia». Considera que se cumplieron los dos grandes objetivos del congreso de «reunir todas las experiencias dentro y fuera de la Universidad, identificando las necesidades y los desafíos pendientes y también de aprender continuamente de lo que los demás transitaron y nos muestran como experiencia».
Por último, se refirió a algunos datos importantes de este congreso: se presentaron 318 trabajos con más de 1200 autores y se inscribieron más de 1300 personas. Participaron de los trabajos tanto la Udelar como la UTEC y varias universidades privadas, las intendencias departamentales, organismos multilaterales, organizaciones sociales, hospitales, institutos de investigación, consultorios, empresas e incubadoras. Asimismo, señaló que «en la Universidad casi no quedó servicio sin presentar trabajo de manera colaborativa con otros», y entre esos autores y coautores aparecen colaboraciones internacionales de distintos países trabajando diversos aspectos que pasaron en Uruguay: «Esto demuestra una gran red de colaboración que atraviesa todas las instituciones, todas las disciplinas y las fronteras nacionales», apuntó. Además, coincidió en que la Udelar ya tenía esas capacidades instaladas y se han potenciado con la emergencia sanitaria. Explicó que este Congreso partió de un trabajo conjunto que comenzó hace más de un año con un Comité científico asesor de 58 integrantes, el Comité organizador y los coordinadores de eje sumaron 30 personas, mientras que el Comité ejecutivo, que implicó todo el equipo del Espacio Interdisciplinario, estuvo integrado por 14 personas. Además, 52 fueron los moderadores de eje temático, 60 integrantes de 13 mesas en base a casos y mesas de reflexión y 1200 los autores, es decir: «un total de 1414 autores para que esto fuera posible», reflexionó. Por tanto, «cuando llega el momento de agradecer es a cada una de estas personas que decidió apostar y participar de esta experiencia y compartir lo hecho, valía la pena», concluyó.
Todas las mesas están disponibles en el canal de YouTube del Espacio Interdisciplinario.
Fuente: Portal de la Udelar
Fotos: Comunicación sede Salto, Cenur Litoral Norte