En la sede Salto del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte comenzará a funcionar el primer laboratorio P3 del país, luego de obtener la certificación internacional que lo habilita para realizar investigaciones que requieren el nivel 3 de bioseguridad, el pasado 6 de octubre. Rodney Colina, investigador que impulsó este proyecto, director del Laboratorio de Virología Molecular y también presidente de la Comisión Coordinadora del Interior (CCI), dialogó con el Portal de la Udelar sobre la importancia de este logro para el desarrollo de las capacidades científicas en Uruguay.
Los laboratorios de tipo P3 permiten investigar con patógenos vivos que son potencialmente severos para la salud humana, animal o vegetal, pero a la vez pueden ser controlados porque existe un tratamiento o una vacuna.
¿Qué actividades o procedimientos se pueden realizar en un laboratorio P3, a diferencia de otros laboratorios biológicos?
Este tipo de laboratorio nos permite una serie de cuestiones importantes que antes no se podían hacer por razones de bioseguridad. Se puede hacer el cultivo en aislamiento de virus, por ejemplo del coronavirus SARS Cov-2, en condiciones de seguridad adecuadas. También se pueden cultivar algunos primos hermanos del virus del Dengue, el de la Fiebre Amarilla, el de la Rabia, algunos tipos de virus de Influenza, y virus que afectan a nuestra salud animal que necesariamente se tienen que cultivar con ese nivel de bioseguridad. Hasta ahora lo que podíamos hacer era diagnosticarlos en laboratorios de nivel 2 a partir de muestras clínicas, pero no podíamos multiplicarlos para estudiarlos porque al hacerlo se logran cargas virales muy altas. Ese cultivo en el P3 se hace en condiciones muy seguras porque el concepto de un laboratorio de nivel 3 principalmente es la protección del ambiente y del operario que trabaja allí. Nuestro P3 es pequeño pero este tipo de laboratorios permite la generación de prototipos de vacunas, trabajando con ensayos preclínicos en las fases I y II de experimentación. Hay laboratorios de nivel 3 que tienen capacidad de hacer experimentación con animales pero son mucho más caros y complicados.
Como virólogo, ¿Qué importancia tiene el conocimiento que se puede producir en este laboratorio sobre estos patógenos, en general y para nuestro país en particular?
Tiene una importancia fundamental porque podemos hacer estudios de la biología de virus en distintos aspectos, por ejemplo, podemos estudiar cómo un virus infecta las células, cómo se apodera de ellas, cómo son sus interacciones a nivel molecular. Nos permite mejor calidad de estudio del genoma viral y mejores condiciones para hacer otro tipo de experimentos como por ejemplo, desafiar un cultivo de células con drogas que puedan frenar un virus. Podemos trabajar en estudios que se están haciendo con el coronavirus en relación con el sistema inmunitario de las personas, podemos desafiar al virus en cultivos con sueros nuestros para estudiar las defensas que tenemos, ver cómo nuestra inmunidad responde frente a la variante Delta, la P.1 u otras variantes de preocupación que han aparecido. Se puede utilizar información obtenida en otros laboratorios para hacer otros estudios, podemos estudiar la viabilidad del coronavirus a partir de aguas residuales, hacer estudios moleculares en cultivos de células que nos permitan observar al detalle cómo se activa el sistema inmunitario, cómo se puede bloquear la unión del virus a las células utilizando drogas, en fin, se trata de un mundo gigantesco de cosas a futuro, y todo se hace en ese nivel de bioseguridad.
Además, este P3 está acoplado a un laboratorio de Virología Molecular que es de nivel 2, esto nos da versatilidad en el trabajo, nos da la posibilidad de desarrollar proyectos en forma integrada de manera que ahí podamos hacer otros experimentos, ya con el virus muerto.
¿Por qué este laboratorio se instaló en Salto?
Esto respondió por una parte a políticas de descentralización de la Universidad en su momento, y a un loco como Gregory Randall (ex presidente de la CCI), que apoyó el proyecto que yo presenté desde el comienzo. ¿Por qué Salto y no Maldonado o Rocha? porque esta zona del litoral es por donde históricamente han ingresado virus complicados al Uruguay. Por acá ingresó el Dengue, por el norte del país ingresó la Rabia, ingresó la Fiebre Amarilla unos años atrás y también el virus de la Aftosa. En esta pandemia el coronavirus ingresó básicamente por Brasil, entonces este es un lugar estratégico porque está muy comunicado con Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia.
¿En qué año presentaron el proyecto?
En 2011, lo presentamos conjuntamente con Juan Cristina, él era decano de la Facultad de Ciencias en ese momento y había sido mi jefe por muchos años; es un virólogo de primer nivel y le tengo mucho aprecio. Escribí un proyecto con la idea y lo convencí, lo presentamos para llevarlo adelante en Salto en el marco del llamado a Proyectos de alto impacto que realizó la Universidad. Se financiaron tres propuestas, una fue esta, otra el proyecto para instalar resonadores magnéticos nucleares en el laboratorio que dirige Guillermo Moyna en Paysandú, allí se hace el estudio de pesticidas en carnes y otros alimentos y estudios metabolómicos. El otro proyecto aprobado fue de la sede Rocha, donde se instaló un microscopio electrónico de última generación; con el equipo de investigadores allí trabajamos conjuntamente hace algunos días. Esos equipos se pudieron instalar rápidamente porque las propuestas no tenían un nivel de complejidad tan grande como este, lo que se financió fue la compra de los aparatos. En este caso el aparato es el laboratorio en sí mismo, la construcción de su planta física. Además, se retrasó por todos los avatares que pasamos: licitaciones desiertas, empresas que se fundieron cuando empezaron la obra, dificultades al inicio en los cálculos de costos del laboratorio. Todo esto atrasó las obras por más de dos años.
El P3 no se incluyó en los fondos del Plan de Obras de Mediano y Largo Plazo (POMLP), como sí estuvo la Plataforma de investigación de la sede Salto, que es el edificio conectado con el P3 que cuenta con aulas, salas de tesistas y otros 12 laboratorios. El laboratorio P3 nace con fondos de economías de cargos y por optimización del uso de los recursos de CCI. También así se construyeron laboratorios en Tacuarembó, algunos de los laboratorios de Paysandú y algunas de las construcciones en Rocha, y se van a aportar fondos de este tipo para un aulario en Maldonado y un hospital veterinario en Salto.
En setiembre de 2020 se inauguró la Plataforma de investigación y las obras del P3. La inspección y la validación para que este entre en funcionamiento culminaron la última semana ¿cómo fue ese proceso, qué se valida? ¿qué tipo de permisos se necesitan para que funcione?
En primer lugar, durante el proceso de diseño del laboratorio llegamos a un punto límite con el equipo de la Dirección General de Arquitectura (DGA) de la Udelar, en el cual necesitábamos la experiencia de alguien del exterior. Yo visité laboratorios P3 e incluso hice un curso en Alemania, pero una cosa es trabajar en un P3 y otra es construirlo. Así fue que contacté a la doctora Deborah Wilson, que es jefa de seguridad del National Institutes of Health (NIH) en Bethesda, Maryland, uno de los institutos de investigación más importantes de Estados Unidos. Estuvo encantada de colaborar y como el NIH no certifica laboratorios fuera de fronteras, nos puso en contacto con una empresa que trabaja con ellos,World BioHazTec, que sí lo hace. Así fue que con la gente de la DGA empezamos a hacer reuniones sistemáticas con la empresa, concretamente con el ingeniero Juan Osorio y con la bióloga especializada en bioseguridad Lia Vizzotti. Con ellos trabajamos todos estos años, primero en el rediseño del laboratorio, la estructura edilicia y distribución de espacios físicos, el sistema de aire, el sistema eléctrico, el tipo de cerramientos, los sellados específicos que llevan las perforaciones del techo, y en los sistemas informáticos que controlan los sistemas de aire. También en todo lo relacionado con un autoclave de doble puerta, que es un aparato para esterilizar que tiene que tener un sello biológico, además de todos los protocolos de funcionamiento y de desinfección de la planta física.
Este proceso llevó tiempo, lo tuvimos durante dos o tres años en el papel hasta que estuvimos seguros de que el proyecto ejecutivo estaba bien. Luego se licitó la construcción de la estructura de hormigón del P3 y de la Plataforma de investigación al mismo tiempo. Al licitar la segunda etapa, la empresa que ganó dio quiebra y estuvimos dos años parados. Por tanto el laboratorio se terminó de construir en setiembre de 2020. Quedaron algunos detalles que fuimos resolviendo con reuniones mensuales con los asesores y los arquitectos e ingenieros de aire de la Udelar, así se fue intercambiando información, registros y demás.
Finalmente esta semana vinieron a inspeccionar y comprobar que la planta física cumplía con los estándares de bioseguridad adecuados de acuerdo a la normativa americana. Entonces tenemos un laboratorio construido y validado de acuerdo a esa normativa en el nivel de bioseguridad 3, lo que para nosotros es un gran orgullo. Podemos decir que esto es algo común para Estados Unidos, Canadá, Europa, pero muchos laboratorios no están comisionados, lo que implica un estándar de calidad muy alto y muy exigente sobre el funcionamiento del laboratorio. Es decir, el espacio físico pasó todas las pruebas de calidad y de los estándares de la reglamentación norteamericana, está validado y pronto para empezar a trabajar pero además quedó comisionado. Esto significa que a partir de ahora empieza una etapa en que se certificarán todos los procesos que se hagan de aquí a un año: se certifica que funcionó bien, que no hubo fallas, que los aires mantuvieron la presión negativa que tienen que sostener, que no hubo problemas con el autoclave, problemas eléctricos o de otro tipo. Es una certificación a la que nosotros aspiramos y que es necesaria, para eso ellos van a seguir viniendo para cumplir con el proceso durante un año.
¿Qué costo de mantenimiento y operativa tiene el laboratorio?
No tenemos el costo específico de mantenimiento porque depende del uso, pero en términos relativos considerando el recambio de filtros, mantenimiento de equipos y demás el costo anual ronda entre los 8000 y 10000 dólares. También hay un costo por las habilitaciones porque el estatus de certificación de la planta física se debe renovar cada cierto tiempo. La habilitación se hace a través de un convenio aprobado por la Udelar a nivel central y se financia con el rubro de mantenimiento edilicio, un fondo que antes la Udelar no tenía y ahora sí se considera para las nuevas obras. Vale aclarar que hace doce años que no se le asignan nuevos fondos a la Udelar para gastos e inversiones, la Universidad crece y tiene el mismo presupuesto que tenía doce años atrás.
¿Qué características tiene el área y qué cuidados tienen que tener los investigadores?
Toda el área destinada al equipo del Laboratorio de Virología Molecular, que incluye el laboratorio de nivel 3, el de nivel 2 y una oficina, miden 240 m2. El P3 mide unos 65 m2, es un espacio pequeño con dos puestos de trabajo, tiene ventanas y teléfono para avisar hacia afuera en caso de un accidente. Ya tenemos el equipamiento comprado desde hace años y todo está pronto para empezar a trabajar. De acuerdo al protocolo del virus con que vayamos a trabajar tenemos equipos de protección personal diferentes, que van desde túnicas dobles a mamelucos herméticos con respiradores con filtros HEPA. Por ejemplo al cultivar este coronavirus hay que tener toda la seguridad, obviamente la ropa de calle la dejamos en la pre sala de P3 y en su lugar usamos esos mamelucos, utilizamos doble par de guantes, nos encintamos las manos e ingresamos al laboratorio. Se trabaja así y a la salida el mameluco va a un proceso de desinfección.
Dentro del laboratorio hay una serie de protocolos operativos estándar (POE) que seguimos estrictamente de acuerdo a lo que vamos a hacer, está todo por escrito. Estos protocolos los elaboramos junto con esta empresa y son los que nos permiten mantener un estándar de calidad operativo, que es diferente que el estándar de calidad de la planta física. Para cada patógeno por separado hay un protocolo que permite la estandarización de procedimientos. Si vamos a cultivar un virus tenemos que trabajar con desinfectantes como etanol 70, hipoclorito o de otro tipo, y siempre con determinados protocolos de manipulación. La limpieza la hacen los mismos investigadores también con un protocolo establecido, al laboratorio no entra ningún funcionario de la Udelar que no sea investigador. El concepto es minimizar el riesgo y que la gente que ingresa ahí tenga información específica sobre lo que está manipulando.
¿Los investigadores tienen una capacitación específica para utilizarlo?
Sí, hace un mes se hizo un curso sobre los protocolos y normativas, esto se suma a la formación que la gente ya tiene, porque son chiquilines formados en virología que ya terminaron su doctorado o están por terminarlo. Lo interesante es que vamos a poner a funcionar protocolos y procesos que van también a formar nuevos investigadores en Uruguay en bioseguridad, eso no está cerrado a los investigadores del Laboratorio de Virología Molecular si no al revés, es una plataforma multiuso que va a ser útil para otros grupos de todo el país. Es altamente esperable que los investigadores puedan venir a Salto a hacer sus experimentos. Para esto hay una Comisión de Bioseguridad que vamos a nombrar prontamente, con una función similar a la de un Comité de Ética. Es decir, tenemos que protocolizar y hacer un seguimiento de cada ingreso de muestras al laboratorio y de los procedimientos que se van a hacer, para que una vez que se retiren los investigadores todo quede en condiciones. Los costos de funcionamiento del laboratorio también tienen que tener un seguimiento. Es importante destacar que este laboratorio trasciende a la Udelar en términos de uso, porque la idea es hacer convenios con el Ministerio de Salud Pública y con la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), que nos da prestaciones para el diagnóstico, y sobre todo fortalece las capacidades académicas del país y nos pone en el mapa internacional de tener capacidades de investigación en estos temas
¿Qué investigaciones tienen previsto comenzar allí en el corto plazo?
Al tener ahora el laboratorio operativo optimizamos algunas compras para comenzar a trabajar antes de fin de año, porque en estos estudios biológicos no se puede comprar reactivos dos o tres años antes porque se vencen. La idea es empezar especialmente con el coronavirus y luego con enterovirus, que vamos a tener en un sistema de cultivo porque uno de nuestros compañeros está realizando una tesis de doctorado sobre el tema. Es importante aclarar que vamos a trabajar con el coronavirus que ya está en Uruguay, no vamos a traer del exterior ningún patógeno que no esté en el país.
Como presidente de CCI ¿Qué importancia tiene que el primer laboratorio de este tipo de Uruguay se instale en la Udelar y específicamente en el Cenur Litoral Norte?
Respondo «poniéndome la camiseta del interior», más allá de ser presidente de la CCI porque yo ya había apostado al interior hace más de ocho años. Esto es un hito porque se genera una plataforma 100% Udelar, con fondos Udelar en el interior y eso genera capacidades de formación de recursos humanos y de investigación. En particular, en Uruguay un laboratorio de nivel 3 estaba en la mira desde hace años y nadie había elaborado un proyecto para crearlo, porque no había dinero o por todo el esfuerzo que implicaba; se había planificado un P3 en el Instituto de Higiene y otro en el Instituto Pasteur hace años y no se pudieron concretar. Tuvimos que consultar en Estados Unidos donde hay 1460 P3. Uruguay era el único país de América Latina que no tenía un laboratorio de estas características, ya teníamos un atraso relativo importante en términos de desarrollo de plataformas en bioseguridad, de hecho este laboratorio no debería ser el único. Ojalá aparezcan ideas de hacer otros en Montevideo. Es una apuesta cara que costó 1.500.000 de dólares y que tiene un montón de complejidades técnicas. No había experiencia a nivel de arquitectos, de ingenieros de aire, de ingenieros eléctricos y a nivel de normas de seguridad de este tipo en Uruguay. Es importante porque en esto hemos hecho punta. Es emblemático porque estamos construyendo capacidades únicas en el Uruguay y en este caso es por primera vez en la historia del país.
¿Cómo incide particularmente este hecho en el proceso de descentralización y fortalecimiento de los Centros Universitarios Regionales?
Es muy bueno porque va a permitir conexión entre los Cenur en temas que están relacionados y además es muy bueno como señal política que la Universidad da hacia afuera a todo el sistema político, porque la Universidad una vez más dice «voy a hacer algo» y lo hace, no queda en el discurso. Son fondos públicos que se votaron para estos fines, la Universidad tomó decisiones concretas gracias al cogobierno y la autonomía y se pudo concretar. Es muy importante el contexto en el que se concreta este P3 porque se inaugura en pandemia, seguramente si no hubiera existido pandemia mucha gente se estaría preguntando para qué necesitamos un laboratorio de este tipo. Esto no es un berrinche de Colina ni de ningún virólogo. Gran parte de las investigaciones del mundo sobre el coronavirus se están realizando en laboratorios P3. Hay una enorme demanda que ocurre ahora en el mundo de hacer estas plataformas de investigación y multiplicar sus capacidades.
¿Qué sensación percibe de la gente frente a que se empiece a trabajar con virus?
El P3 se cuestionó en su momento porque se creía que íbamos a generar un riesgo a la población, pero tenemos que entender que los virus no están en el laboratorio, están afuera, en la calle. Por eso es importante hablar con la sociedad y trabajar en conjunto con los comunicadores, cuando las preguntas surgen es importante contestarlas, contar lo que se está haciendo y lo que se está investigando, los protocolos que se utilizan y las condiciones de bioseguridad que tiene el laboratorio. Hay que explicarle a la gente que los riesgos de los operarios dentro del laboratorio son bajísimos y que es mucho más probable que te contagies tomando un café en un bar con alguien que estornudó a dos metros tuyo que por trabajar en un laboratorio de virología.
Fuente: Portal de la Udelar