El egresado de la Carrera de Abogacía es un profesional con sólidos conocimientos en la Ciencia Jurídica —en el marco normativo nacional e internacional— así como en la relación del Derecho con las Ciencias Sociales y Humanísticas en general, todo lo cual le permite desarrollar la capacidad analítica para resolver problemas jurídicos con un enfoque humanista.
En su formación adquiere habilidades y destrezas no sólo para el patrocinio judicial y el ejercicio de la Judicatura en situaciones de conflicto instaurado, sino también para el desarrollo de la abogacía preventiva, actuando como asesor, negociador o mediador.
Es un profesional con clara conciencia de su responsabilidad social y ética como garante de las libertades y del Estado de Derecho.
Cualquiera sea su función en el proceso —defensor de los litigantes, Magistrado o integrante del Ministerio Público y Fiscal— su intervención es uno de los pilares del cumplimiento de los Derechos, Deberes y Garantías consagrados en la Constitución de la República.